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Trucos para ahorrar en el supermercado (PARTE 4): La visita al minisuper

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Compras en el minisuper

Suele suceder que, entre compra y compra de supermercado, algún producto se acaba inesperadamente, o surge la necesidad de adquirir cierto condimento o verdura, para la comida que tenemos planeada en la semana.

Cuando estos imprevistos ocurren, y estamos además cortas de tiempo, la visita al minisuper, abastecedor o minimarket de la esquina, parece lo más sencillo.

Sin embargo, este tipo de compras «de emergencia» pueden llegar a desbalancear el presupuesto que hemos elaborado para el mes o la quincena (suponiendo, obviamente, que no es este el lugar donde solemos hacer las compras).

Por eso, antes de aventurarnos a experimentar el comercio local, conviene repasar algunos consejos:

1) Misma actividad, mismas reglas:

Aplica a esta visita al comercio de la esquina, toda la colección de consejos que ya hemos escuchado cientos de veces acerca del supermercado.

Es decir, se debe ir con lista en mano (si es que vamos por varios productos a la vez), tratar de no aparecerse por ahí con hambre, comparar precios entre productos del mismo tipo y valorar la verdadera conveniencia de las «ofertas» que nos encontremos.

2) Sólo en emergencia:

Por tratarse de comercios «de emergencia», muchas veces, estos lugares tienen precios algo más elevados que otros supermercados. Su objetivo no es competir con las grandes cadenas, sino que están orientados a ese pequeño sector de compradores que, por un motivo u otro, no tienen más opción que adquirir ahí lo que necesitan, sea porque no hay tiempo para ir más lejos, o porque estamos en una hora muy avanzada de la noche y los demás comercios se encuentran cerrados.

Por esta razón, las grandes cadenas de supermercados «no representan competencia», ya que el sector de población o de necesidades a que están orientados, es otro.

Así, si vamos a pagar de más por un producto determinado, la única justificación válida es que esta opción sea la única opción.

Obviamente, quedan por ahí uno que otro abastecedor de barrio que sí busca superarse y competir, por lo que si sabemos que sus precios son muy similares a los del supermercado, podemos correr el riesgo y aventurarnos con un poco menos de precaución.

Por otra parte, quedan excluídos también los antojos y golosinas, en especial si estamos intentando seguir un plan de gastos modesto o que nos permita salir de deudas (a menos que tengamos contemplado este tipo de productos dentro del plan trazado).

3) Hasta agotar existencias:

Si podemos escoger, lo mejor es siempre gastar primero aquellos productos que tenemos en el hogar.

De nuevo, la idea es que la tienda de la esquina sea la última opción.

Si el día de hoy tuviéramos pensado preparar una comida para la que nos hace falta un ingrediente, pero existen en casa otras opciones «completas», para las que no nos hace falta adquirir nada más, lo más recomendable sería flexibilizar el menú y esquivar la visita al minisuper hasta que se vuelva inevitable, o hasta que podamos conseguir lo que necesitamos a un precio más conveniente en nuestro supermercado habitual.

4) Tomar nota de lo gastado:

Por tratarse de una visita pequeña, esporádica e inesperada, suele pasar inadvertida en el presupuesto.

Sin embargo, si sumamos varias visitas al mes, la cantidad de dinero que se termina invirtiendo en el minisuper puede llegar a pesar en forma negativa en nuestro balance de gastos.

Por eso, cuando no tenemos reservado un pequeño rubro para estas visitas de emergencia a la tiendita de la esquina, lo recomendable es ir tomando nota de cada monto que vamos gastando en este negocio.

Al final del mes, sumaremos todo y comprobaremos qué tan significativa es la cantidad de dinero que hemos gastado, con respecto a nuestro presupuesto.

Si lo gastado representa un desbalance, habrá que encontrar el modo de solventar el problema, ya sea:

  • reservando una cantidad determinada de dinero para estos fines y respetando el límite que nos hemos impuesto, o bien;
  •  reduciendo el número de artículos que estamos adquiriendo a precios más altos de lo acostumbrado, poniendo estos artículos de último minuto en nuestra lista habitual de compras o absteniéndonos de adquirirlos del todo.

Siguiendo estas ideas, nos aseguraremos de visibilizar el gasto «sorpresa» en la tienda de la esquina, y conseguiremos que esas pocas o muchas visitas que hagamos a este tipo de negocio, no se conviertan en un atentado contra el planeamiento que hemos hecho del gasto mensual en casa.

¿Qué otras ideas les han resultado útiles a la hora de hacer esas compras de último momento? ¡Deje sus comentarios!

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